11.10.12

Estúpidos pensamientos de escritor

Son como voces de idiotas que no aprendieron callar. Conciencia, ese es el perfume de su existencia. La conciencia es la llama que aviva estos seres imaginarios.
¿Qué llama? Diego.
Siento que todo este tiempo he sido de las luces parpadeantes, que no saben que camino coger: relucir hasta apagarse o vivir apagadas para no relucir. Es extraño, pero reconozco que me he dado una importancia que ni yo mismo me merecía.

"Supongo que todos los escritores sienten que el mundo en el que viven conspira contra su talento." James Baldwin

He pecado en pensar que era especial, cuando me movía con la corriente, de forma externa. Es decir, cada persona, por muy cercana a nosotros, jamás enseñará nada más que la carcasa de su motor, pero nunca más que eso. No veremos sus engranajes, ni siquiera su motor en sí. Tan solo un envoltorio externo, que recubre lo que de verdad tiene dentro, y que es independiente de su forma o tamaño.
Pero, la diferencia entre yo, y cualquier otro retrasado con ideales más o menos similares que los míos, es que tiendo, erróneamente, a abrir mi chasis como una puta. Mostrar mi desnudez, es mi mayor logro, y eso es lo que fundamenta lo que soy. Un "escritor".
El alma del escritor no es sugerencia, sino destrucción de censura.
Eso sin embargo, no me hace único, ni especial. Muchas veces, he caido en la tentación de pensar, que había caído en el típico agujero oscuro, plagado de mentes anónimas encaramadas a las extravagantes subculturas contempóraneas. Son ese tipo de gente que hay que tratar con cuidado para que no se molesten, porque se creen de una calidad superior a un violín Stradivarius, y su centro gravitatorio gira en torno a ideales utópicos e inconformistas.

Por suerte, espero decir con orgullo, que no ando atrapado ahí. ¿Por qué? Es simple.
Siempre me he movido, tanto literariamente como en mi vida personal, en ramas de modestia. He intentado no ser prejuicioso con nadie, pero tampoco sin caer en la hipocresía. He sido como soy, y soy como soy y seré como soy, porque no soy nada más.
Por otra parte, muchas veces estar atento a lo que vemos, nos impide escuchar la música de alrededor, o percibir el tacto rugoso sobre el que se apoya nuestra mano. Andaba con pies de plomo, intentando ser carcasa donde debía ser carcasa, y ser cables cuando debía ser cables. Pero eso me ha impedido aprender muchas otras cosas.

Con pesar digo, que no me quiero convertir en lo que veo. Como un niño que sufre pesadillas, es mi vida, cargada de ejemplos contrarios a mi forma de ser. No de forma física, por suerte estan lo suficientemente alejados de mi para no tener que mantener una escueta conversación con ellos. Pero saber que existen me estremece.
¿Cuantas declaraciones tendré que hacer para desapegarme de todo ese género? Soy carcasa, y todos me ven como carcasa. Por suerte, también soy cables, cuando escribo de verdad. No esta puta mierda, sino relatos de verdad.
Si lees esta basura estas perdiendo el tiempo, no voy a meter a nadie esto por el ano, ni esperar a que disfrute con ello.

Supongo que es por eso, que cuando otros se penetran mutuamente y con cuidado, las enredadas y ofuscadas quejas de todo su alrededor, y su brillante color ante la cruel vida, prefiero ser la cajita que encierra algo.
El ser único no implica resaltar sobre los demás, sino todo lo contrario. Vivir con el pesar de no sentir aplausos detrás de tu culo cada vez que haces algo.

Como un escritor.

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